egogle
De *egugǝl, n. vb. m. lit. ‘suspensión’, ‘indecisión’, ‘irresolución’.

G·L

1. m. GC. desus. Estado durante el cual el alma (vegetativa) o fuerza psíquica del difunto (eg. bai, gr. ψυχή) examina, con la ayuda de sus guías, la calidad espiritual de la existencia que acaba de vivir. El proceso consiste en provocar la transfiguración necesaria que le permita, ya como alma sutil (eg. akh), habitar el mundo celestial. Cf. guaya. Cf. Kiralá amás enlawá.

§ «Desde que la masa corpórea pierde el control sobre las funciones vitales, se activa otro estado, en un proceso que puede durar de 3 a 7 días (o incluso más), donde el control lo toman tus guías espirituales. A menudo se consigue resolver más en esos días que en toda una vida. Por eso es importante llevar una existencia basada en la virtud (no me refiero a los sucedáneos religiosos, claro), porque de esa manera los guías podrán centrarse en aspectos más sutiles y profundos. Ese proceso se conoce como la escisión, donde lo obscuro y negativo se separa de la virtud. Por eso, no deja de ser verdad la idea de cielo e infierno. Nuestra esencia más pura no llegará al Creador hasta que ambas partes estén en perfecto equilibrio y sintonía. Quizá la momificación no sea sino un intento por ayudar al difunto a dilatar un poco más ese estado… Este inter luctus [‘en medio de, durante el duelo’] se conoce como egogle (poco más o menos). En fin, como lo veo, es un momento crítico en tanto que se produce la mayor “polaridad” entre lo bueno o positivo y lo “malo” que cada ser lleva en su mochila» [Canalización de Íride Quintana (Las Palmas de Gran Canaria), com. pers. 28-IV-2022].